Los antecedentes del concilio Vaticano
II
Los efectos de la segunda Guerra Mundial habían cambiado el mundo. La alianza de los
vencedores del Eje empezaban a descomponerse. Hay una falta de entendimiento
entre los Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, que son democracias, y la
Unión Soviética, que es una dictadura comunista. La URRS tiene su poder en la
Europa del Este donde el cristianismo vive en un estado de opresión. La falta
de comunicación con el mundo libre, crea entre los dos bloques (Este y Oeste)
el llamado Telón de Acero, así se llamó durante la Guerra Fría a la línea de
separación que dividía a Europa en dos bloques ideológicos y militares: el
bloque occidental y el bloque comunista; y con la tensión y la desconfianza
desembocan en la Guerra Fría.
En
occidente, los cristianos pasaban por un una nueva ideología surgida de la
Guerra Fría, mostrando un avanzado materialismo y secularismo, que se oponían a
la vida cristiana y tratan de cambiar sus costumbres.
Las
mayores alegrías del Papa provenían, sin embargo, del impulso al apostolado de
los laicos representado por nuevas instituciones de la Iglesia, como por
ejemplo, el Opus Dei y los institutos seculares; y el desarrollo de otras ya
existentes, como la acción Católica.
El Concilio
Lo dirigieron dos Papas: Juan XXIII y
Pablo VI.
El 28 de octubre de 1958 fue elegido Papa el
patriarca de Venecia, Angelo Giuseppe Roncalli, una personalidad muy distinta a
Pio XII. Tenia 77 años de edad, lo cual hico pensar que sería un Papa de
transición. No fue así. El 25 de enero de 1959 sorprendió al mundo entero con
una audaz iniciativa: convocar un concilio ecuménico con el objetivo de renovar
la vida la iglesia y adaptar la disciplina de la eclesiástica a las condiciones
de nuestro tiempo.
El concilio Vaticano II celebró su primera
reunión, con 2.540 padres conciliares, en la basílica de San Pedro; el 11 de
octubre de 1962, y la última el 8 de diciembre de 1965. En total, duró algo más
de tres años. La gran preocupación de Juan XXIII fue la renovación de la vida
de la Iglesia, su puesta al día. Pero también dio un gran aliento al
ecumenismo, crean un Secretariado para la Unidad de los Cristianos que inició
intensos contactos entre la Iglesia ortodoxa y los líderes protestantes.
Los
objetivos del Concilio
En
la bula Humanae salutis, Juan XXIII fijaba tres objetivos fundamentales: dar
una demostración de la vitalidad de la Iglesia en los tiempos actuales,
favorecer la unidad de los cristianos separados de Roma, y ofrecer al mundo una
ocasión de alcanzar la paz.
Documentos
del Concilio
La Constitución dogmática Lumen gentium es el
documento más importante emanado por el Concilio, y enlaza con la exposición
doctrinal sobre la Iglesia iniciada por el Vaticano I en la Const. Pastor
aeternus.
La
Constitución dogmática Dei Verbum, sobre la divina revelación trata de la
Revelación en sí misma y su transmisión, la inspiración de la Escritura, su
interpretación, las características del Antiguo y Nuevo Testamento y el papel
de la Biblia en la vida de la Iglesia. La principal aportación de este
documento es subrayar la estrecha unidad que existe entre Escritura, Tradición
y Magisterio de la Iglesia.
La
Constitución Sacrosanctum Concilium, sobre la Liturgia, dicta los principios
generales en que se debe basar toda renovación litúrgica.
La
Constitución pastoral Gaudium et spes, sobre la Iglesia en el mundo actual,
consta de dos partes. La primera es una exposición de la doctrina católica
sobre la dignidad de la persona, la colectividad humana, el trabajo y la misión
de la Iglesia en el mundo contemporáneo. En la segunda parte se enuncian los
principios que deben regir algunas cuestiones concretas: dignidad del
matrimonio y de la familia, la cultura, la vida económico-social, la comunidad
política y la promoción de la paz.
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